Con un presupuesto cercano a los nueve millones de euros, los monumentos falleros han sido pasto de las llamas en honor de San José, patrón de una ciudad, que el pasado lunes fue apagado por un amplio dispositivo especial de bomberos, policía, protección civil y Cruz Roja.
Tras el duro trabajo de la plantà, dos emotivas jornadas de Ofrenda con más de 103.000 falleros y una espectacular Nit del Foc, que pudo ser presidida por la Fallera Mayor, Sandra Muñoz, el ritual fallero ha concluido con la 'nit de la cremà', que ha arrancado a las 22:00 horas con la quema de las fallas infantiles.
A medianoche, a partir de las 24:00 las fallas grandes comenzaron a arder y el fuego devoró sin miramiento la creatividad con la que los artistas han ironizado este año sobre la corrupción, la crisis y los recortes, sin olvidar a personajes del famoseo y el deporte.
Llegadas las 00:30 horas, las llamas consumían la falla de Nou Campanar, una sátira del artista Miguel Santaulalia sobre cómo una familia de nobles de la Inglaterra victoriana lidia con la crisis y que le ha valido el primer premio de la Sección Especial. El fuego implacable sólo ha perdonado la vida al 'ninot' indultado por votación popular, una composición llamada 'Más difícil todavía', con dos payasos, un chico tocando el saxofón y una chica con una cría de chimpancé en brazos a la que la mona Chita da de comer.
La emoción se ha desbordado cuando las llamas se han alzado victoriosas envolviendo las figuras hacia el cielo de Valencia, que ha visto como la lluvia que había amenazado, le daba una tregua. La Fallera Mayor, Sandra Muñoz, ha reprimido las lágrimas aunque su rostro reflejaba la emoción que emana del acto culminante de las Fallas al igual que el de la alcaldesa Rita Barberá, que ha presidido el acto junto al president de la Generalitat, Alberto Fabra.
Después de vivir cinco frenéticos días inmersos en la festivividad, el aroma a chocolate y churros, el olor a pólvora y el arte fallero, Valencia se prepara para despertar en brazos de una primavera que la devuelva a la normalidad. Valencia ha despedido sus fiestas patronales confiada en que el año que viene su arte fallero podrá resurgir con fuerza de sus cenizas convertido en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
La 'cremà' cierra todo el programa fallero de este ejercicio, iniciado con la 'crida', el 26 de febrero pasado, y las 'mascletaes' de la Plaza del Ayuntamiento, que comenzaron el 1 de marzo. Durante la celebración de estas fiestas, los valencianos y los turistas han disfrutado además de 'despertaes', castillos de fuegos artificiales, cabalgatas, de la ofrenda a la Virgen de los Desamparados, de entrega de premios y de los típicos pasacalles falleros, entre otros muchos actos.
Para entender la fiesta fallera, y las connotaciones sociales y economicas, hay que estar cerca de su desarrollo, donde para los que visitamos Valencia con motivo de la semana de fiesta, pudiera parecer que se destruye algo que tanto cuesta dinero, para los que viven allí, saben que el quemar unos monumentos que han tardado 12 meses en crearse y pagarlo, han dado de comer y ganarse la vida durante todo ese tiempo a muchisimos trabajadores que a su vez, han hecho que la economía de sus familias, redunde en otras economias, (alimentación, calzado, cultura, hosteleria...) que, en definitiva, hace que el dinero circule y no se quede en el bolsillo de muy pocos. El que ve la fiesta sin entenderlo así, se equivoca de plano, pues las fallas son un movimiento de todo un año, con cientos de actividades en los casales falleros, y las pequeñas y medianas empresas que los rodean, aportando de este modo su granito de arena, a la economía de la nación con este modo de expresión, que alcanza su maximo explendor durante una semana, al gran publico nacional y extranjero.
Como opinión personal decir que los tres días que he vivido en Valencia han sido increibles, he podido contemplar la intensidad con la que, la gran mayoria de valencianos, viven estas fiestas y lo mucho que significan para ellos.
He de decir que para mi las fallas no tenían mucho sentido pero he cambiado rotundamente de forma de pensar cuando lo he podido ver y comprobar desde dentro.
